Justamente esta semana me dijeron que cuando escribía parecía molesta, o incluso odiosa. Me hirió un poco este comentario porque no es lo que yo veo en mi escritura, no es lo que yo siento, no es el tipo de persona que soy. Lamento mucho saber que algunos leen mis alegorías como insultos escondidos o que asocian mis recursos literarios con mensajes de rencor.
No es lo que intento. Y creo que la persona que me lo dijo se lo imagina, pero la verdad es que algunos textos sí son el resultado de un desahogue.
Quería escribir algo ligero y feliz para mostrarle que no tenía la razón, pero lamentablemente esta semana me ha pegado la nostalgia. Así que pido disculpas si mis escritos son tristes, mi intención es simplemente pintar la vida con mis palabras, sin obviar ningún color, ninguna sensación.
Hoy escribo con el color azul en mente.

Creía que la nostalgia era una enfermedad, es algo que asociamos solo con los ancianos, que te debilita. Esta semana ha sido bastante emocional, me ha recordado las cosas buenas de mi pasado y me ha pegado al saber que algunas de estas cosas, o personas ya no están. A veces es culpa nuestra que nos perdemos del mundo en el que vivíamos ( a veces es por bien, a veces es por descuido, a veces es por necesidad). A mi me tocó y ya. Mudarse no es cosa fácil y la verdad es que más difícil que el adaptarse al nuevo mundo es dejar atrás aquella antigua vida.

Yo soy coleccionista de recuerdos, de objetos inútiles, de entradas al cine, de mensajes que conmueven, de fotografías que hablan por si solas. Y de igual manera, soy coleccionista de personas. Trato nunca olvidar a las personas que conocí y esto se hace bastante difícil porque cada cierto tiempo caes en cuenta que esas personas no están y que no las ves haces años , literalmente.

No se que quiero decir con todo esto, capaz escribo por escribir pero creo que más que todo quiero demostrarme que a veces la cosa se me pone difícil, que extraño lo que tenía, a los amigos, a mi familia, las conversaciones que solo pueden existir en el idioma materno, los amaneceres tropicales, los croissants franceses, el queso Cheddar inglés. La nostalgia no es ninguna enfermedad, es aquel empujón extraño que sentimos cuando no sabemos a donde vamos, es un burbujeo dentro de mi que a veces me desconcierta pero que también me da ganas de seguir viendo el mundo, de vivir mi vida para luego contarla a aquellos que amo, a mis amigos que por mas lejanos, o por más perdidos, permanecen en mi colección de personas inolvidables.

Así que si te sientes sola en donde estás, si te hace falta tu amiga, si te encuentras soltera por primera vez en años, si se te fue alguien querido, si no tienes ahorita mismo a quien contarle tu día, si te estás perdiendo eventos importantes de la vida de aquellos cercanos por estar viviendo la tuya, tomate un día de nostalgia. No le tengas miedo. Ve fotos, llora un rato, llama a alguien con quien no hablas desde el colegio, escucha música de hace 5 años porque lo importante es que la nostalgia es tu brújula. Sabes que estás viviendo tu destino porque no te quedaste en tu pasado. Le diste prioridad al futuro, te armaste de valor y sacrificaste un par de cosas para poder algún día vivirlo todo. Y yo, por más lejos que este, por más que no te conozca, te felicito porque caminas con rumbo, te pesa el corazón pero igual tienes ganas de volar.